Blogia
apagayvamonos

La Wikipolémica

La Wikipolémica

Julian Assange, fundador de Wikileaks

 

A estas alturas quien no haya oído hablar de Wikileaks no puede considerarse ciudadano de este mundo. Y es que, a pesar de que la plataforma mediática lleva en activo desde 2006, ahora es cuando la polémica no para de perseguirla y de convertirla en noticia de portada.


Y no es para menos, ya que esta organización de wikifiltraciones ha destapado algunos de los trapos más sucios de los gobiernos actuales. Por eso, la presión que algunas administraciones han ejercido para censurar a la página, especialmente la estadounidense, han hecho que surjan multitud de movilizaciones ciudadanas para defender la labor de la plataforma y el “honor” de su fundador, Julian Assange.


Estamos hablando de unos apoyos muy importantes porque las vías por las que la comunidad internauta ha brindado su apoyo a Wikileaks han sido muy numerosas, desde la creación de las webs espejo o copias inmediatas de la página (contraatacando los ataques de los servicios de inteligencia para terminar con Wikileaks) hasta el apoyo de miles de ciudadanos en las redes sociales más importantes (en Facebook, han superado el millón de amigos y cada segundo se une una persona más).


Todo ello para demostrar que la comunidad internauta, que representa a la mayor parte de la población ciudadana, aboga por la libertad de prensa e información, por el derecho de conocer qué es que lo hacen los gobiernos con su dinero y cómo lo hacen. Sin duda, esta no es la primera polémica con la que la web de filtraciones por excelencia ha tenido que batallar (ya lo hizo con los documentos de la guerra de Irak), sin embargo, sí es la primera vez en la que los gobiernos han visto su poder en peligro.


Por este motivo podría entenderse que entidades tan importantes como PayPal, Visa o Mastercard cerraran el grifo a la página o que Amazon le retirara el servidor, atendiendo a las presiones que éstos habrían ejercido contra ellos. O que el fundador de Wikileaks, Julian Assange, se encuentre en Reino Unido en prisión, por una supuesta violación ocurrida en Suecia, y sin opción de pagar una fianza, a pesar de haberse entregado voluntariamente en Londres (¿quizás con la intención de extraditarlo a Estados Unidos vía Suecia?).


Desde luego, la  situación huele a chamusquina, ya que los acontecimientos no han seguido un orden “natural” y las respuestas de los gobiernos han sido extralimitadas. Por todo ello, el caso de Wikileaks puede ser un buen ejemplo de cómo los medios de comunicación pueden poner en jaque a los gobiernos e, incluso, pueden hacer  tambalear  sus cimientos. En definitiva, hemos llegado a un momento en el que los medios de comunicación, gracias a la libertad y la independencia que les ofrece Internet,  han conseguido el poder. El poder de contar hechos y sucesos que una edición impresa no podría publicar por su línea editorial, el poder de acercar a los ciudadanos la información sin intermediarios, sin censura de ningún tipo.  


Habrá que esperar a ver qué ocurre con Wikileaks y con su fundador, pero lo que está claro es que, como explicaba Manuel Catells en un artículo de La Vanguardia “mientras haya personas dispuestas a hacer leaks y un internet poblado por wikis surgirán nuevas generaciones de wikileaks”.

 

 

Por si quieres leer el artículo de Manuel Castells:

http://www.lavanguardia.es/opinion/articulos/20101211/54086305259/la-ciberguerra-de-wikileaks.htm

0 comentarios